Cómo cambiar el aspecto del código y la consola en RStudio

Desde el primer día que empecé a utilizar el software estadístico R lo hice con la ayuda de RStudio. Este software complementario añade una interfaz mucho más útil y amena en mi opinión a la fría consola que ofrece el programa de R sin más. Sin embargo, a pesar de que amplía notablemente las posibilidades de configuración y personalización sin requerir demasiado tiempo al usuario, hay algunos aspectos que quedan fuera de nuestro alcance – al menos, a primera vista. Uno de ellos es la posibilidad de escoger distintos colores para las ventanas del código y la consola.

Es cierto que RStudio incluye más de veinte temas o skins (pueden escogerse en Tools > Global Options > Appearance > Editor Themes) pero ninguno de ellos es modificable. Los temas son un menú cerrado cuyas opciones son inalterables. Como echaba en falta un buen tema oscuro para RStudio con un fondo realmente negro, y no gris, me cansé de cambiar entre los esquemas de color predefinidos y me propuse dejar la interfaz a mi gusto. Tras dar con la tecla, comparto aquí el procedimiento para todos aquellos que quieran hacer su entorno de trabajo en R algo más personal y funcional. Los pasos a seguir son los siguientes:

  1. Dentro de RStudio, hacer clic secundario sobre la ventana de código (source, donde se muestra el archivo .R con el código que estáis escribiendo) y seleccionar Inspect.1
  2. . Ahora veréis algo muy parecido a lo que muestran los navegadores al abrir las opciones de desarrollo. En la mitad derecha de la nueva ventana hay que abrir la parte de Styles y encontrar, haciendo scroll hacia abajo, un apartado de estilo css cuyo origen (descrito en la primera línea de cada recuadro) sea distinto de 127.0.0.1:x. En mi caso el apartado de interés hacía referencia a un archivo .css llamado 4CB63F7F24E14123C1B15DDA57F75068.cache pero dependiendo del tema que utilicéis esto podría cambiar.1
  3. Al clicar sobre la ruta del archivo css el programa preguntará si deseáis activar el modo debugging, y una vez que confirméis podréis ver el código de estilo que utiliza RStudio en ese momento. Cambiando los valores RGB o HEX de cada ítem cambiará la apariencia da la interfaz en RStudio. Una herramiento muy útil para escoger un color y ver su código correspondiente es la rueda cromática de Adobe.Como ejemplo, para cambiar el color de los comentarios es preciso modificar:
    .ace_comment {
    color: #123456
    }

    y en el caso del fondo tenemos que dirigirnos a:
    .ace_editor {
    background-color: #123456;

    para cambiar el código HEX por otro que haga referencia al nuevo color.

    1.png

    Ejemplo en el que se modifica el color del fondo a través de .ace_editor {background-color}

  4. Tras modificar todos los parámetros deseados es necesario modificar el archivo css original. Hasta ahora simplemente se alteraba el aspecto de la interfaz de manera provisional y simplemente cerrando el programa estos cambios desaparecerían. Con el fin de guardar la configuración deseada es conveniente copiar todo el código del css modificado, abrir el mismo archivo en la carpeta de instalación de RStudio (lo más común si usáis Windows es que se encuentre en la ruta C:\Program Files\RStudio\www\rstudio) y pegarlo allí.
  5. Es posible que por cuestiones de seguridad y el nivel de credenciales que tenga el usuario el sistema operativo no permita guardar el css tras haber pegado el código nuevo. En ese caso lo más sencillo es copiar el original en otra carpeta sin restricciones de seguridad (p. ej. el escritorio), modificarlo y guardarlo ahí, y posteriormente exportarlo de nuevo a la ruta donde se encontraba. Atención a los posibles conflictos entre los nombres de las dos versiones que se crean con este método, y el riesgo que supone reemplazar un fichero original por otro que ha sido manipulado.

En cualquier caso, espero que estas instrucciones sean útiles para personalizar vuestro entorno de trabajo y poder usar la interfaz de manera más cómoda y útil. A mí personalmente me ha servido para poner un fondo completamente negro, que cansa menos la vista en mi opinión, y resaltar de manera más clara los comentarios, así que ahora pierdo menos tiempo buscándolos entre el código.

Así han votado los andaluces

Artículo originalmente publicado el 23 de marzo de 2015 en The Social Science Post.

La primera de diversas citas electorales que aguardan este año a los ciudadanos españoles ha tenido –por fin– lugar. Aunque se trate sólo de unas elecciones autonómicas, este domingo 22 hemos podido dar entidad y magnitud al cambio político que experimenta el país en los últimos episodios de la Gran Depresión. ¿Cuánto ha evolucionado el apoyo a Podemos desde las elecciones europeas? ¿Con qué fuerza cuenta Ciudadanos fuera de Cataluña? ¿Cómo acusan los partidos ya afianzados la resultante transformación del panorama electoral?

Grandes cambios electorales; no tan grandes los parlamentarios

Para comenzar a hablar de estas elecciones podemos fijarnos en los aspectos más básicos de los resultados. El PSOE-A ha sido el partido vencedor en tanto que fue el más votado en Andalucía, de forma que la anomalía histórica de 2012, cuando quedó segundo, es relegada al pasado. Del mismo modo que entonces el partido socialista supo mantener su condición de partido en el gobierno mediante una coalición con IU, en este caso la victoria obtenida parece indicar que se apoyará en apoyos puntuales con otros partidos –todas las miradas están puestas en Ciudadanos aquí.

Como muestra el primer gráfico donde aparecen los porcentajes de voto obtenidos por las diferentes candidaturas este domingo y en las elecciones autonómicas previas, la tendencia más acusada es la del descenso en apoyos que han experimentado todos los partidos que ya contaban con representación parlamentaria (PSOE, PP e IU). De hecho, cuando nos fijamos en el porcentaje del voto válido obtenido por cada candidatura, los dos partidos mayoritarios han cosechado sus peores resultados electorales jamás registrados [1]. En el caso del PP-A su apoyo electoral se desploma desde un máximo histórico de 40 puntos hasta casi dos tercios (26 puntos). Aun así, el partido del candidato Juanma Moreno fue el más votado en Almería, donde empató en escaños con los socialistas. En el resto de las provincias el voto al PSOE-A fue mayoritario.

porcentajes voto andalucia

La entrada de Podemos y la reaparición de Ciudadanos (ya se presentaron a estas elecciones en 2008, si bien se abstuvieron de hacerlo en 2012) se efectúa con un 14.8% del voto para la formación de Teresa Rodríguez y un 9,3% para el partido dirigido por Juan Marín. Las encuestas del Centro Andaluz de Documentación Política y Electoral de Andalucía (CADPEA) mostraban en su encuesta de invierno 2015–publicada en febrero con trabajo de campo del mes anterior– que estos dos partidos junto a UPyD y el PP-A alcanzaban peores resultados en el ring autonómico. Al ser preguntados por su intención de voto, losandaluces muestran mayor intención de participar y mayores tasas de apoyo hacia el PSOE-A, IU y el PA cuando se trata de elecciones al parlamento regional.

La traducción de estos apoyos electorales en escaños se plasma en el siguiente gráfico que acompaña a este texto. A pesar de perder cierto peso electoral, el PSOE-A reedita los resultados parlamentarios de la legislatura anterior. Mientras, el escenario a su alrededor se sacude de manera visible: donde antes había un gran partido y junto a un tercer jugador con pocos escaños pero un peso decisivo, ahora encontramos un segundo partido muy lejano del primer puesto junto a otros tres actores de diverso peso. Izquierda Unida deja de tener poder decisivo en las votaciones parlamentarias, pero la suma de PSOE-A y C’s sí es suficiente para adoptar decisiones con una mayoría absoluta de los parlamentarios.

escaños-2

El inesperado éxito de las encuestas

Election day

No obstante, a pesar de todo lo dicho, desde mi punto de vista estamos obviando a las otras grandes ganadoras de la noche: las encuestas electorales. Como podéis ver en este enlace realicé un seguimiento de todas las encuestas publicadas desde las elecciones previas al final de la campaña electoral. Es cierto que cada encuesta considerada por sí sola suele mostrar sesgos generados por la organización que la conduce, pero la ponderación de las distintas encuestas nos brinda una imagen más robusta del estado de la opinión del electorado. Este ha sido el caso en esta ocasión: simulaciones realizadas con las encuestas de apenas una semana antes de las elecciones han mostrado un grado de acierto difícil de superar. Cuando se combinan las estimaciones del CIS junto a las de las encuestas del último fin de semana de la campaña, el total (ponderado por tamaño muestral de la encuesta) no difiere nunca en más de 1,5 puntos porcentuales respecto del resultado electoral. Si miramos al número de escaños obtenidos encontramos un resultado similar; las estimaciones probabilísiticas de hace una semana ya apuntaban a los resultados de anoche con solo un escaño de margen, o dos en el caso de Podemos. Cabe señalar que estos resultados posibles, todos en esos márgenes de error, no habrían alterado el reparto de poder a efectos prácticos en la cámara delHospital de las Cinco Llagas.

Las encuestas electorales rindieron mal en 2012 a nivel autonómico, dando por descontada una victoria del PP-A que finalmente ocurrió pero no alcanzó la magnitud necesaria para cambiar el gobierno de la Junta de manos. Así, en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo de mayo a nivel nacional los estudios demoscópicos no fueron capaces de registrar el ascenso de formaciones nuevas como Podemos, que apareció de la nada para alcanzar el cuarto puesto en votos de toda España. Había mucha preocupación con la cocina de las encuestas desde entonces. Debido a la incertidumbre creada por la falta de datos históricos comparables con los que poder ponderar el apoyo, la simpatía y la intención directa de voto declarada por los andaluces, se antojaba difícil confiar en las estimaciones de las encuestas–un servidor era bastante escéptico, a pesar de lo que pueda parecer. Sin esta herramienta  de series temporales con las que contrastar las variaciones en niveles de apoyo y cercanía a los partidos políticos, así como el recuerdo de voto, las casas de encuestas han tenido que ofrecer estimaciones con tanteos “a oscuras”.

El mayor desajuste entre la predicción de las encuestas y el resultado final lo hemos visto en los niveles de participación. Frente a una previsión del 69-70%, al final de la jornada electoral solo un 63,94% de los andaluces mayores de edad pasaron por el colegio electoral.

Aserto

En resumidas cuentas, nos adentramos en la novena legislatura del Parlamento de Andalucía en la que el PSOE-A seguirá siendo el partido al gobierno de la Junta, pero compartirá hemiciclo con nuevos actores que irrumpen el panorama político. Es muy importantes para el PSOE presentarse este año electoral como un partido fuerte y con claras opciones de gobierno, lejos del relato del fin del bipartidismo que enarbolan los nuevos partidos. Sin embargo, la relativa fuerza del PSOE puede estar circunscrita al escenario andaluz, y puede que Podemos siga ampliando sus apoyos (como hasta ahora) a tasas más rápidas en el resto de España. En cualquier caso, esta primera toma de contacto con una nueva realidad electoral despeja muchas dudas y muestra un inesperado buen resultado para las estimaciones electorales. Pero el partido acaba de empezar.

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[1] Cabe apuntar que antes de 1990 Alianza Popular obtuvo unos resultados más bajos en elecciones autonómicas andaluzas, pero nunca el Partido Popular como tal.

Cómo votarán los andaluces el próximo 22M (según las encuestas)

Artículo originalmente publicado el 15 de marzo de 2015 en Politikon.es

En apenas una semana los andaluces tendrán la oportunidad de votar la composición de un nuevo parlamento autonómico. A pesar de ser unas elecciones sub-estatales, estos comicios comportan un gran interés para medir el grado en que el sistema de partidos español está cambiando. Se trata de las primeras elecciones donde Podemos se enfrenta al examen de las urnas tras aparecer como un partido electoralmente viable a nivel nacional en las europeas de mayo –y en la sucesión de encuestas posteriores. Además, Ciudadanos (C’s) medirá su fuerza electoral en esta nueva fase de crecimiento a nivel nacional que experimenta la formación. Es este post intentaré resumir las encuestas electorales disponibles al respecto, para saber qué indican acerca de los posibles resultados del domingo.

Contexto electoral andaluz

Antes de pasar directamente a ver el panorama que dibujan las encuestas, es preciso dar algunas notas de contexto. Estas son unas elecciones autonómicas, andaluzas y anticipadas. Que sean autonómicas significa que nos encontramos ante unas elecciones con tasas de participación inferiores respecto a las registradas en elecciones generales. Exceptuando las elecciones autonómicas de junio de 1986, las demás han presenciado una tasa de abstención igual o mayor a la de aquellas elecciones generales más próximas en el tiempo. De hecho es fácil comprobar cómo las mayores tasas de participación se han dado cuando los comicios autonómicos coincidían con los generales, en los años 1996, 2004 y 2008. Que sean andaluzas implica que el electorado se sitúa ligeramente más a la izquierda que el conjunto de ciudadanos españoles, así como que existe una notable identificación con el Partido Socialista. Por último, que sean unas elecciones anticipadas es relevante para entender los niveles de conocimiento que obtienen los líderes de los partidos nuevos y de oposición a nivel regional, algunos de ellos designados después de la convocatoria oficial de elecciones (26 de enero).

Para ilustrar los fenómenos citados en el último párrafo, el siguiente par de gráficos puede resultar de ayuda. El primero muestra cómo respondieron los andaluces entrevistados a la pregunta sobre qué partido votarían si hubiera elecciones autonómica (izquierda) o generales (derecha) en ese momento. El porcentaje de entrevistados que irían a votar es menor en el primer caso, y además algunos de ellos lo harían por partidos distintos. Pueden compararse los porcentajes de cada candidatura, pero el segundo gráfico muestra el resultado de forma más directa. En él cada barra representa la diferencia entre el porcentaje de entrevistados que votaría por un partido en autonómicas y el porcentaje que lo haría en generales. Tal diferencia es un saldo electoral (positivo o negativo) que reciben los partidos por tratarse de unas elecciones autonómicas, utilizando las generales como referencia.

Graph_AND_1 Graph_AND_2

Aquí vemos que los dos partidos en el gobierno autonómico tienen un apoyo mayor cuando se trata de elecciones andaluzas. Lo mismo pasa con el PA, previsiblemente por su carácter nacionalista. Podemos se ve marcadamente perjudicado por el terreno de juego: su apoyo en Andalucía para elecciones generales (Congreso de los Diputados) es 4,2 puntos porcentuales mayor. El PP sufre el mismo efecto, aunque con menos intensidad. Como advertencia. Los datos referentes a C’s en estos dos primeros gráficos corresponden a un trabajo de campo realizado en enero, antes de que el partido alcanzara la notoriedad de que goza ahora. Su “saldo autonómico” en Andalucía podría haber cambiado sustancialmente.

Encuestas publicadas

¿Qué resultados cabe esperar según las encuestas de opinión publicadas? El siguiente gráfico muestra una regresión cuadrática del porcentaje de voto atribuido a cada partido para estas elecciones (línea delgada) junto a un intervalo de confianza del 95% (área sombreada; no aparece para C’s ni PA porque taparía a otros partidos). He recogido los distintos valores de estimación de voto que cada encuesta publicada desde las elecciones previas asignaba a los partidos en contienda (representados por puntos). El hecho de que el actual gobierno autonómico no agote la legislatura ha podido influir en el número de encuestas disponibles para agrupar, provocando que la muestra sea menor que cuando las casas de encuestas disponen de mayor tiempo en previsión. En cualquier caso he reunido los datos desde el pasado verano, cuando Podemos ya había debutado en las elecciones al Parlamento Europeo, hasta ahora.

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Este gráfico muestra que el escenario andaluz conserva rasgos distintivos respecto a la situación nacional. Lo más característico es que el PSOE recupera la posición de partido mayoritario de la que únicamente ha sido desplazado en las últimas votaciones de 2012 (aunque la derrota no fue tal como para impedir que gobernara en coalición con Izquierda Unida). Además de situarse primero con valores en torno al 36% de los votos (con tendencia creciente), la variación entre encuestas es menor para el PSOE que para sus principales contrincantes.Esto hace más probable que su apoyo electoral termine, efectivamente, en el rango previsto. Por su parte, los apoyos del PP y de Podemos quedan en el 26 y 16% respectivamente, aunque lo más destacable es que presentan una desviación mayor. Esto significa que es menor la certeza que nos dan los datos de las encuestas agregadas sobre el rendimiento electoral de estas dos formaciones.

Continuando con el resto de candidaturas, las encuestas dibujan un reciente y acelerado crecimiento de Ciudadanos en intención de voto. El reto al analizar este partido, al igual que pasa con Podemos, radica en afrontar la estimación de sus valores en intención de voto a partir de las respuestas crudas que dejan las encuestas. O en otras palabras, la cocina. En cualquier caso ahora parece adecuado pensar que sus resultados del día 22 estarán en cercanos al 10% de los votos válidos. La zona baja del gráfico queda reservada a Izquierda Unida, cuyo resultado debería rondar el 6% si no continúa perdiendo apoyo electoral–nótese que ha bajado a la mitad en solo cuatro meses. Por último encontramos a UPyD y el Partido Andalucista, ambos en el entorno del 2% de los votos y aun así con tendencia a la baja. Bien es cierto que la situación del PA es ligeramente peor, pero en ningún caso las encuestas apuntan a que alguno de estos partidos obtenga representación en el parlamento andaluz.

La estimación de resultados electorales precisos no es una tarea sencilla. El gráfico presentado arriba es solo un ejercicio de agrupación sin mayor sofisticación. En cualquier caso,  parte del ruido que muestran las encuestas proviene de las propias empresas o instituciones que las llevan a cabo y la fecha en que se realizaron. Por eso, abajo añado otro gráfico donde pueden verse los mismos resultados (porcentajes estimados de los votos que recibirá cada partido) acompañados por el nombre del encuestador y la fecha de publicación del estudio.

Graph_AND_4

Apunte sobre el sistema electoral

La Ley Electoral Andaluza (1/1986) establece un  sistema electoral prácticamente igual que el estatal para el Congreso. La barrera electoral  es del 3% de los votos válidos en la circunscripción (artículo 18.1.a). Sin embargo, en los últimos comicios de marzo de 2012, el umbral efectivo de acceso al parlamento para las distintas formaciones quedó en un valor que varía dependiendo de la circunscripción a la que estemos atendiendo, pero siempre más alto que el 3% legal. Como es previsible, Huelva y Jaén, que son las circunscripciones con menos escaños a repartir (una magnitud de distrito más pequeña) presentan las barreras efectivas más prominentes, en torno al 8%[i]. En el otro extremo, Málaga y Sevilla, las provincias más pobladas y con mayor asignación de escaños, llevan este valor solo hasta el 5%.

Es importante tener en cuenta estos aspectos del sistema electoral cuando la entrada de tantos partidos (IU, UPyD y C’s fundamentalmente) puede quedar condicionada por la severidad de la barrera electoral efectiva de la circunscripción en cuestión. En conclusión, quien esté interesado en la entrada de un partido como UPyD o el Partido Andalucista en el parlamento andaluz, la noche electoral debería atender a los recuentos de Sevilla y Málaga principalmente.

Aserto

En conclusión, las encuestas electorales apuntan a que las elecciones del día 22 serán novedosas por el nivel de fragmentación del  voto y el cambio en las preferencias partidistas de los andaluces. Al mismo tiempo, existen tendencias que se mantienen como el atractivo electoral del PSOE en la arena autonómica. Dentro de unos días podremos evaluar estas estimaciones y comenzar a discernir con qué apoyo parlamentario será posible formar el próximo gobierno de la junta.


[1] Solo la Encuesta General de Opinión Pública de Andalucía (EGOPA) realizada por el CADPEA ofrece esta información para estas elecciones. Por eso, a pesar de contar con un trabajo de campo realizado en el mes de enero, utilizo aquí sus datos.

[2] Las barreras electorales efectivas de las ocho circunscripciones en 2012 fueron: para Jaén el 8,2%, para Huelva el 7,7%, para Almería el 7,1%, para Córdoba el 6,7%, para Granada el 6,6%, para Cádiz el 5,8%, para Málaga el 5%, y para Sevilla el 4,8%.

Contextualizando el discurso de David Cameron sobre la UE

Publicado originalmente el 29 de enero de 2013 en Politikon.es

Ayer David Cameron dio su esperado discurso acerca de la posición que guarda sobre la relación entre la Unión Europea y el Reino Unido. Aunque pueda parecer que el RU acostumbra a jugar en el escenario europeo con posturas ambiguas o poco favorables a la integración, no se trata de una actitud monolítica, sino que ha evolucionado y tomado distintos matices a lo largo de los años. Ni siquiera podemos relacionar cada partido con una política concreta sobre la UE siendo rigurosos, a excepción del partido independentista de Nigel Farage; y esto puede ayudarnos a entender el contexto actual.

De hecho, en un inicio fue Winston Churchill quien en 1946 proponía la construcción de algo así como los Estados Unidos de Europa. Sin embargo, éste espíritu comunitario empezó a languidecer rápidamente. En el Congreso de la Haya de 1948 se dieron las primeras negociaciones  acerca de cómo materializar el proyecto europeo, y en él vemos un patrón que puede resultar familiar: Francia, Italia y Bélgica abogaban por una unión parlamentaria (federalista), mientras que la postura de los ingleses era más cercana a la colaboración intergubernamental. Finalmente fue esta segunda tesis la adoptada. La tendencia continuó con el rechazo al Plan Pleven de 1950 (mirando hacia la participación en la OTAN), su decisión de no formar parte de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) así como la de no firmar el tratado de Roma en 1957.

Mientras el proyecto europeo tomaba entidad, RU cambió su postura durante del también conservador Harold MacMillan y solicitó el ingreso en la Comunidad Europea en 1961… 1967 y 1973 (las dos últimas ocasiones bajo el gobierno de nuevos Primeros Ministros de los dos partidos mayoritarios). Tres solicitudes fueron necesarias, debido al veto del Presidente francés Charles de Gaulle en los dos primeros intentos. Casi inmediatamente después del acceso inglés a la Comunidad Económica Europea, hubo una renegociación de los términos en que RU participaba en ella, liderada por el laborista Harold Wilson. La idea de David Cameron no es tan original como a simple vista parece; ya se celebró un referéndum en 1975 sobre la pertenencia a la comunidad europea. Aquel fue aprobado con un 67,5% de síes, y una participación del 64%.

Margaret Thatcher continuó con la estrategia re-negociadora, consiguiendo en 1984 el conocido como cheque britanico («We are simply asking to have our money back») por el que se descuentan dos terceras partes de la cantidad en que los pagos del RU a la UE superan las transferencias de la UE al RU, en el cálculo de su aportación presupuestaria. John Major, su sucesor en el cargo, mantuvo una postura un poco más favorable ante Europa, ratificando el Tratado de Maastricht en 1992. Cabe destacar que la votación parlamentaria a tal adhesión no fue sencilla. El propio partido conservador quedó fracturado, y fue precisamente en este momento cuando Nigel Farage decidió emprender su propio camino político fundando el UK Independence Party (UKIP). Tal revuelo pudo marcar la decisión de que el mismo gobierno rehusara participar en la creación del área Schengen pocos años después.

El Primer Ministro Tony Blair fue uno de los más ‘europeístas’ dentro de este muestrario. Durante su mandato, con Gordon Brown como Ministro de Hacienda (Chancellor of the Exchequer) se llevaron a cabo los tests pertinentes para adoptar el euro en RU. Posteriormente, ya como Primer Ministro, ratificó el Tratado de Lisboa, aunque la votación parlamentaria no contó con el apoyo de los miembros conservadores del parlamento.

Con el actual gobierno de coalición entre consevadores y liberales (el anterior gobierno bicolor terminó en 1979), y la preocupante situación económica predominante en Europa, el euro-escepticismo gana terreno de nuevo en la política británica. Y aquí es donde se enmarca el discurso de David Cameron, que intenta poner algo de orden dentro del partido conservador, en el que desde hace varias semanas se oían declaraciones dispares acerca del grado de aceptación o rechazo que profesaban hacia la UE.

Cameron ha presentado en su discurso la propuesta de celebrar un referéndum acerca de la permanencia o no del RU en la unión. Lo más peculiar, es que sugiere como fecha tope para su celebración el año 2017.  Además, otra idea presente en el discurso es la de convertir la participación del RU en la UE en una «integración a la carta». Con la amenaza de la salida, Cameron pretende negociar la sujeción del país a las normas europeas (regulación laboral no, mercado único sí). A veces parece preocupante ver lo útil que resulta el enfoque de la teoría de juegos en las negociaciones europeas.

Parece plausible que Cameron plantea la estrategia del referéndum basándose antes en criterios electorales que en elementos de política internacional. En el acuerdo de gobierno adoptado por los dos partidos en la coalición se hablaba de mantener el statu quo y rechazar una mayor integración, en cualquier ámbito. Esa fue la postura expresada con el rechazo al Tratado de Estabilidad Fiscal en marzo del año pasado, por ejemplo. ¿Por qué abandonar esa posición para enfatizar el euro-escepticismo? Bueno, aquí tanto las últimas elecciones al Parlamento Europeo (mirad bien cuál fue el segundo partido en votos) como la intención de voto para el RU pueden arrojar algo de luz.

Intención de voto en Gran Bretaña desde el 13 de mayo de 2010 (últimas elecciones generales) hasta el 7 de enero de 2013. Click sobre la imagen para agrandar.

Los tories tienen al UKIP como una importante amenaza electoral. Es por eso que el plan a seguir parece ser el de competir con ellos en una dimensión europea o soberanista (continuum desde integración en un Estado federal hasta tener tanto que ver con Bruselas como Nueva Zelanda), aunque la distancia entre la postura de ambos partidos sigue siendo visible.Ésta táctica cuenta con otra potencial ventaja para el partido conservador: evitar que el tema principal para las elecciones de 2015 sea la situación económica. Probablemente sería muy ventajoso para el ellos que esto ocurriera, pero las encuestas señalan que la UE no es uno de los temas que más preocupa a los británicos (y cada vez menos).

Por tanto, no nos encontramos ante un escenario político nuevo; más bien al contrario. La relación entre el RU y el proyecto europeo en sus diferentes etapas ha sido siempre inestable, y ya se ha pasado por la posibilidad de abandonar la comunidad o de someter la participación a referéndum. Queda por ver qué relevancia jugarán la situación económica y el UKIP para conocer el desenlace de la última apuesta política de Cameron.

Política económica aplicada

He de decir que escribo esta entrada con dos finalidades bastante egoístas. La primera es la de repasar la materia de la que me examino en unas horas. La segunda, tratar de hacer más accesible  en el futuro esa materia de macroeconomía y no tener que rebuscar entre montañas de apuntes.

Ante cualquier entorno económico que no sea del agrado de un gobierno (por sus implicaciones en el corto o en el largo plazo), desde la dirección política del Estado se pueden emprender dos tipos de políticas económicas, las de oferta y las de demanda.

Las políticas de demanda

Su implementación es más directa y sus resultados tienen lugar en el corto plazo, por lo que la relación causa-efecto entre la política y sus resultados es más claro para los ciudadanos. En primer lugar tenemos las políticas fiscales, basadas en aumentar el gasto público (a través de los Presupuestos Generales del Estado) y disminuir impuestos cuando tienen un carácter expansivo, y al contrario (menos gasto público, más impuestos) cuando es una restrictiva, o sea, enfocada a un enfriamiento de la economía.

Actualmente en España es necesario desarrollar políticas económicas expansivas, para recuperar el crecimiento y salir de la crisis. ¿Por qué se aumentaron los impuestos indirectos hace un año y actualmente se planea reducir el gasto público en los próximos presupuestos? La razón está en que ya se emplearon este tipo de políticas en un primer momento de la crisis (Plan E, Plan 2000E para la compra de vehículos) y ahora nos pasan factura en forma de déficit estatal. El superávit previo a la crisis no ha sido suficiente para sustituir al consumo privado durante la recesión, y una vez que éste se ha agotado, toda política fiscal expansiva necesita ser financiada, lo que es un problema ya que los mercados financieros no están muy seguros de que el crecimiento futuro sea suficiente para devolver lo prestado junto a los intereses.

En segundo lugar tenemos la política monetaria, consistente en la regulación de la oferta monetaria (cantidad de dinero disponible en la economía) y la fijación del tipo de interés por el Banco Central. Estas políticas no están en manos del Gobierno español sino del Banco Central Europeo, de acuerdo con los tratados firmados para asumir una moneda única. Aún así, la política monetaria actualmente es bastante expansiva (es lo conveniente para España actualmente si quiere salir de la crisis) ya que los tipos de interés están situados en el 1,25% (bastante bajos, aunque se prevé que vayan subiendo a lo largo del año). ¿Por qué no ayuda eso a la recuperación? Los tipos de interés están tan bajos y las expectativas tan bajas que hemos entrado en una trampa de liquidez, donde la demanda de dinero ha perdido sensibilidad ante cambios en el tipo de interés (para realizar inversiones y compras de bienes de consumo duradero).

Por último, dentro del capítulo de las políticas de demanda, encontramos la política comercial. Con esta política se intenta hacer más competitivos los productos nacionales a los extranjeros, o desincentivar la importación de productos extranjeros, a través del establecimiento de aranceles, contingentes, regulaciones del comercio y los tipos de cambio (el precio en dólares que se paga por cada euro, por ejemplo). Las variaciones del tipo de cambio hacen que los productos nominados en euros se paguen con menos dólares (por ejemplo), por lo que serán más baratos para los compradores extranjeros. Este tipo de políticas también son inaccesibles dentro del marco de unión monetaria y zona de libre comercio europeo. No obstante, las devaluaciones como las de principios de los 80 y el ’93 son las que han propiciado la recuperación económica en crisis anteriores.

Políticas de oferta

Las políticas de oferta son bastante menos concretas que las de demanda e implican un compromiso político mucho más alto. Un claro ejemplo de esto son las políticas de renta, que pretende hacer disminuir el coste de retribución del trabajo y la función empresarial como factores productivos. ¿Cómo? Pues de forma bastante similar a la que se ha diseñado la reforma de las pensiones, con un acuerdo con los agentes sociales para hacer que la moderación salarial y de los beneficios haga que sea más barato producir (o al menos no siga subiendo los precios de manera incontrolada,  con la consiguiente pérdida de competitividad frente a los países de nuestro área comercial). Para que este tipo de políticas sean viables se necesita un gran capital político para poder llevar a cabo los acuerdos y la necesaria cooperación de sindicatos y empresarios.

Finalmente, sólo queda por revisar la política estructural. Si no tienes ninguna jugada posible, cambia el tablero. Estas políticas hacen que el contexto económico sea más favorable para el crecimiento y la competitividad. Flexibilizar el proceso de creación de empresas, la reestructuración de sectores económicos (González hace veinte años), la remodelación del modelo fiscal y los cambios en el marco de las relaciones laborales. Estas actuaciones pueden incentivar el desarrollo de nuevos sectores económicos, hacer los existentes más productivos, y en general, hacer que las instituciones sean propicias para el crecimiento económico sostenible.

Conclusión: de las políticas de demanda mejor nos vamos olvidando a menos que a alguien se le ocurra alguna forma de hacer que el estado gaste más y recaude menos a la vez, porque el resto de posibilidades pasan por aumentar el déficit público. La posibilidad de salir de la zona euro para poder utilizar las otras dos políticas de demanda sólo podría darse en el largo plazo y es un tema bastante complejo, como para dedicarle otro post, como ya ha hecho Roger Senserrich en Materias Grises. España juega su batalla en las políticas de oferta, por eso es tan importante para nuestro ejecutivo «aprobar reformas«.

Información libre en países libres

Wikileaks ha vuelto de nuevo a protagonizar portadas y telediarios con la filtración de unos 250.000 documentos pertenecientes a la diplomacia estadounidense. Esta última actuación de Julian Assange  (portavoz del portal de denuncias) se ha conocido como cablegate, y tiene múltiples enfoques desde los que analizarlo. Puede abordarse resaltando el papel de los nuevos actores (no estatales) en el escenario internacional, los desequilibrios de poder existentes entre países, e incluso juzgando la relevancia real de todo este espectáculo.

Desde luego, a pesar de las controversias generadas acerca de si el trabajo de Wikileaks es o no periodismo, los medios de comunicación tienen un nuevo filón, especialmente teniendo en cuenta que hay noticia de una futura noticia, la noticia de la filtración en sí, y luego los pronunciamientos por parte de los actores relevantes y columnistas.

Como vemos, este asunto de «abrir gobiernos» parece muy apetecible para el mundo del periodismo. El principal perjudicado por supuesto es Estados Unidos, y esto le está granjeando un vistoso lastre para desempeñar su papel en las relaciones internacionales. Pero, por ser el único cuyas comunicaciones secretas han visto la luz, no quiere decir que su actuación sea más interesada o irrespetuosa que la de otros países. Simplemente este es el caso que conocemos.

Esta misma situación se da en una perspectiva más amplia con los países democráticos en general, donde se garantiza de manera efectiva la libertad de expresión y de prensa. Las violaciones de derechos pueden tener lugar tanto en países democráticos como en los autoritarios. Sin embargo, en los primeros los medios de comunicación tienen la oportunidad de registrarlo y publicarlo haciéndolo visible a la opinión pública. En el caso de los estados autoritarios los abusos estatales no son denunciados con la misma facilidad, lo que dificulta su conocimiento.

La idea que yace bajo esta exposición es la de que nuestra sociedad mediatizada critica de forma más severa a los países con más libertades, porque aunque se den menos violaciones a los derechos de sus ciudadanos, están más vigilados y controlados por los medios. En palabras de Giovanni Sartori:

La cámara de televisión entra fácil y libremente en los países libres, poco y con precaución en los países peligrosos, y no entra nunca en los países sin libertad, de lo que se deduce que cuanto más tiránico y sanguinario es un régimen, más lo ignora la TV, y por tanto ésta lo absuelve.